Jaime GUERRERO
Oaxaca, (pagina3.mx).- La tradición milenaria de Fieles Difuntos, Todos Santos o también llamadas “Días de Muertos”, padece de la inflación. El alza en el precio de los productos ha sepultado el salario mínimo y con él, los bolsillos de las familias.
Los cálculos Flor Medina Jiménez, afirman que en este año destinará mil 500 pesos para la colocación del altar. «Es caro, pero es la tradición», justifica. Mientras el salario mínimo para Oaxaca es de 63 pesos con 77 centavos.
En el Mercado de Abastos, la vendimia aglomera a las “manchartas”, la escena es un hormiguero. La gente hace las compras para repartir el gasto entre lo que queda de la quincena de octubre y la de noviembre que vendrá y se ira con los “Fieles Difuntos”.
La nuez, al igual que el cacahuate y el níspero, son algunos de los principales elementos de los altares que se colocan desde el 31 de octubre para la llegada de los fieles difuntos, el costo es de 30 pesos.
La tradición, heredada de generación en generación, establece que durante la fiesta de Día de Muertos, las almas de los difuntos regresan a sus hogares o visitan a sus familiares más cercanos para convivir con ellos.
«En el altar no puede faltar el mole o el chocolate, la cerveza o el mezcal. Los fieles difuntos esperan encontrarse con los alimentos que en vida eran sus preferidos. Por eso, en los altares que se levantan en honor a los niños, se colocan juguetes y dulces típicos», explica Medina Jiménez.
Sin embargo, la tradición se ha vuelto una costosa costumbre. Si se contempla lo básico para un altar de un sólo piso, el gasto mínimo puede llegar a ser de 600 pesos.
Y es que según los precios, la nuez se cotiza en 30 pesos el ciento; hasta en 10 pesos el kilo de plátano, 100 peso el kilo de mole, pan de a 30 pesos y hasta 40 el ramo de flores de cempasúchitl o borla a diez pesos; una calaverita de azúcar mediana 15 pesos, papel picado 5 peso cada uno, 15 pesos el kilo de mandarina, 15 pesos una veladora chica de vaso de cristal, 10 pesos una cerveza, 20 pesos el kilo de jícama, 70 pesos el kilo de pollo para el mole.
Aun así, Medina Jiménez, lleva bolsas llenas. Y falta el chocolate, los tamales y el guajolote. La ama de casa tiene calculado un gasto de dos mil pesos, considerando que el guajolote cuesta 600 pesos.
Josefa Hernández, quien es verbenero en la Central de Abasto, explica que un altar tradicional está compuesto de siete escalones o pisos. En el primero se coloca la foto del santo o virgen de su devoción. En el segundo es dedicado a las ánimas del purgatorio y en el tercero para los niños. En el cuarto se coloca el pan de muerto y en el quinto, se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos por el difunto.
En el sexto escalón se coloca la foto del difunto a quien se dedica el altar. En el último, la cruz de un rosario hecho de tejocote y limas.
La creencia establece que la madrugada del 31 de octubre llegan las almas que murieron de manera trágica. El 1 de noviembre llegan las almas de quienes murieron siendo infantes y el 2 de noviembre llegan las almas de los adultos. Una vez en casa, son alumbrados por las veladoras y guiados por un camino de pétalos de flor de cempasúchil. Del altar absorben el olor de la comida y luego regresan al descanso.
Estimó que durante las festividades de Muertos, llegarán al menos 100 mil personas a la Central de Abasto. La verbena de Día de Muertos inició el pasado 20 de octubre y culminará el 2 de noviembre. Son más de 600 puestos los instalados, en donde se vende fruta, disfraces y flores.
«Lo bueno va a ser el jueves», refiere un comerciante, quien lleva más de 13 años en las verbenas de Día de Muertos. Tan sólo esos dos días se estima una afluencia de más de 30 mil personas realizando las compras para la colocación del altar.
Aún sepultado los bolsillos y su salario mínimo, la tradición milenaria de Fieles Difuntos, Todos Santos o también llamadas “Días de Muertos”, tiene que estar presente en todos los hogares de oaxaqueños.
