Pedro MATÍAS
Oaxaca, (pagina3.mx).- El escritor Paco Ignacio Taibo II desestimó la lucha armada como factor de cambio en este momento en que el gobierno de Enrique Peña Nieto está muy débil por el desmadre que se ha organizado debido a la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa porque eso polarizaría al país y favorecería al aparato gubernamental.
Sin embargo, consideró que uno de los caminos que se puede presentar en esta coyuntura es que se combinen la desobediencia civil con la suspensión de contribuciones y la movilización social como está sucediendo y que puede ir en aumento.
El autor del libro Ernesto Guevara, mejor conocido como el Che manifestó que “plantearnos hoy el tema de la lucha armada, si es mejor un tiro o muchos tiros de pistola que una movilización de 200 mil personas, es un tema delicado porque cada vez que se inicia un proceso de lucha armada los muertos los ponemos nosotros”.
Entonces, hacer una invitación irresponsable a la lucha armada en un momento como este puede ser peligrosísismo y más de uno del aparato gubernamental estaría contento si se presentara ese problema porque se podría polarizar el país y justificar la represión.
Aunque la historia de México está soportada por métodos en las que el pueblo se puso en armas como la Independencia, la resistencia de la Reforma contra la invasión Francesa y la Revolución Mexicana en todas sus etapas, no es conveniente la lucha armada.
Mencionó que cuando se presentan momentos de lucha armada, esto crea una polarización entre un pequeño grupo que asume la tarea de derribar un gobierno por la vía de las armas y las fuerza de represión inmensas del ejército, la policía y el aparto del estado, y en medio deja a una población observando, que bien puede ser simpatizante.
El periodista resaltó que “si no construimos primero una sociedad crítica, amplia, masiva y organizada, difícilmente podremos transportar esto a un conflicto armado y peor aún en un momento cuando los que están armados son los narcos. La confusión de la violencia puede colocar a los narcos en la primera fila del paramilitarismo gubernamental, aunque ya lo están siendo en algunos casos”.
Durante su ponencia “La Revolución Mexicana nuestro pasado, nuestro presente”, el novelista invitó a pensar con más calma, cuáles pueden ser los caminos que se pueden presentar una coyuntura como las que está viviendo el país a raíz de la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero, que ha sido la gota que derramó el vaso porque el gobierno les declaró la guerra.
Insistió en que un camino podría ser la desobediencia civil de todos los sectores de enfermeras, petroleros, pescadores, campesinos, obreros, vinculados a un momento de lucha electoral y una propuesta de huelga general, así como la moratoria de pagos de impuestos a la Secretaría de Hacienda, a Teléfonos de México y a la Comisión Federal de Electricidad.
“Chingue a su madre no soltamos ni un centavo y a ver quién aguanta más (…) pero para esto hay que ser capaces de empezar a construir una organización social capaz de levantar un movimiento masivo y con la ofensiva que tiene que armar Hacienda (en el 2015) para cobrar impuestos a 17 millones de nuevos contribuyentes va a causar un desmadre”, añadió.
Destacó que “el proceso de los próximos meses es mantener la presión porque eso tiene muy jodidos a la oligarquía y al gobierno de Peña Nieto, primero porque le hemos armado organizado un desmadre a nivel nacional, segundo porque el desmadre ha tenido fuertes repercusiones internacionales, en medios y movilizaciones y tercero porque los contratos petroleros, su gran botín no se están cerrando porque las empresas tienen dudas”.
En síntesis, dijo, “no la traen nada fácil porque además saben que una acción represiva puede ser el detonador de una movilización social mayor”.
