Diana MANZO/Corresponsal
SAN PEDRO HUAMELULA, OAX., (pagina3.mx).- El astro rey como figura sagrada de los pueblos indígenas en Oaxaca nuevamente fue testigo -como cada fin del mes de junio desde hace muchos años-, del casamiento del alcalde de San Pedro Huamelula, que ahora recae en Joel Vázquez Rojas, con la Niña Princesa Isabel, una novia lagarta que significa Dios para Guapis, la finalidad es que existan paz y armonía en justa proporción entre el mar y el campo de los indígenas de esta comunidad.
San Pedro Huamelula está ubicado en la zona costeña de la región del Istmo de Tehuantepec, aquí habitan los chontales y también los ikotjs (huaves) -mareños que unidos se conocen como Guapis.
Año con año realizan un ritual sagrado en donde se unen ambos grupos indígenas a través de un casamiento entre la autoridad y la Princesa Lagarto que significa la Madre Tierra con la finalidad de obtener fertilidad en proporción, que es dedicado a su autoridad municipal durante la fiesta patronal en honor al Santo Patrono San Pedro Apóstol del 23 al 30 de junio.
El último día de junio, toda autoridad municipal que llegue a gobernar le otorga a cinco grupos todo el poder de la localidad; los Mulyatas (negros de la Costa), Pichilinquis (turcos que quisieron conquistar este sitio sagrado), Guapis (Huaves-Mareños originarios de San Pedro Huamelula), Guerreros (Quienes se visten de mujer porque según la historia en una batalla mataron a sus mujeres y para que ellos no fueran asesinados se vistieron de mujer) y los Caballeros (Rancheros con poder).
Ese quinteto se dedica a recorrer y a gobernar -según la tradición- en todos los rincones de San Pedro Huamelula por este día. El grupo de los Guapis recorre con la lagarta vestida de traje regional istmeña (enagua y huipil) las viviendas, en donde danzan un baile típico. Una vez concluido el ritual, le colocan un vestuario de color blanco y la bautizan con el nombre de la esposa del presidente municipal, en este año se llama “Niña Princesa Isabel” y a partir de ese momento se vuelve “sagrada” para todas y todos.
Mientras que los caballeros, montados a caballo son los guardias de este día, ellos hacen justicia, encarcelan a cuanto persona quiera y se oponga a convivir estas tradiciones indígenas.
El 28 de junio se hace la representación de la justicia, cuando negros y turcos se enfrentaron, posteriormente se simula la llegada de una barca donde viene montado el rey Mahoma y se hace otra escenificación de lo que fue la matanza de los negros y la llegada en 1521 de piratas que quisieron conquistar la comunidad, pero que al final una negociación salva las tierras y se las ubica.
El cronista de la localidad, Jaime Zárate Escamilla, relató que este ritual del casamiento es un hermanamiento que surgió hace muchos siglos, data de una ceremonia indígena, en donde la Princesa Lagarto significa fertilidad.
[pull_quote_center]“Existe una leyenda que una princesa huave se casó con un príncipe chontal, como parte de una unión fértil, para los Guapis el lagarto es el todo, es la madre tierra que se entrega a la autoridad municipal como esposa para que favorezca a la tierra y a la mar en esta temporada de lluvias”, expresó.[/pull_quote_center]
El autor del libro “Huamelula, Pueblo Danzante” refirió que de acuerdo con las investigaciones, los evangelizadores empezaron el trabajo de convertir a los moradores durante la construcción de la iglesia de San Pedro Apóstol en 1702 y fueron ellos quienes «introdujeron representaciones teatrales basadas en hechos históricos, combinando con las danzas, sobre la guerra de los españoles contra los árabes, las batallas sobre la conquista española, esto con el fin de evangelizar».
En San Pedro Huamelula, las representaciones son serias, el que se niegue a casarse con la lagarta se va a la cárcel. “Es una costumbre que se ha hecho ley», puntualizó.
En la víspera del 30 de junio, el día de San Pedro Apóstol, el lagarto se bautiza, recibe la bendiciones de parte de los mareños, quienes la veneran y la cuidan como algo sagrado, recorren casa por casa, ella vestida de traje regional istmeña (enagua y hupil).
[quote_left]“Una vez que se bautiza, la lagarta se convierte en una deidad, en algo sagrado, que no se puede tocar sin permiso, nuestra niña ahora llamada Isabel nadie debe darle otro uso que no sea de princesa, ella es una diosa de la fertilidad para nosotros, es sagrada y que hace el enlace entre los mareños, que somos nosotros y la autoridad municipal”, resaltó Flor de Liz Aquino Hernández, indígena Guapi.[/quote_left]
Previo al casamiento de la princesa lagarto y el alcalde se realiza un ritual sagrado para los alimentos, todos se hincan, mujeres y hombres colocan en el piso su plato, reciben palabras de adultos mayores chontales y guapis, todo se da entre aroma de copal y sahumerio.
Concluida la ceremonia de alimentos, comienza la celebración de la boda, teniendo de testigo al pueblo de San Pedro Huamelula, el novio toma cálidamente a la novia, quien mira a su esposo fijamente con sus ojos saltones de color verde pistache, ella vestida de blanco es la princesa lagarto.
El novio, quien porta una guayabera blanca y pantalón oscuro, la coloca sobre su pecho y juntos danzan al son de la música tradicional, el aplauso de la concurrencia no se deja esperar, se ha llegado al mejor término, la paz gobernó y la guerra desapareció.
Para el ahora esposo de la princesa lagarto, el alcalde municipal, es un privilegio. Aseguró que desde niño ha participado en este ritual, pero ahora que lo ha vivido en carne propia durante dos años consecutivos, está sumamente agradecido con los Dioses supremos por darle esta oportunidad.
Recalcó que solo unos cuantos chontales “tendremos este privilegio de tener como esposa por tres años a nuestra madre tierra, a nuestra princesa lagarto”.
“Hoy, con esta ceremonia, se cerró el pacto para que los mares, ríos, naturaleza, la unión de la autoridad con el lagarto pretende la armonía, paz y la buena producción con equilibrio y justa proporción”, recalcó.
Entre zapotecas de la ciudad de Juchitán también veneran al lagarto, lo hacen en el mes de mayo donde realizan un ritual a modo de festividad llamada Vela Guelabeñe (Vela Lagarto), en donde acuden a su centro ceremonial en forma de peregrinación.
Para su conservación, posterior a la boda, los pobladores desde hace un par de años entreganal lagarto al Centro Especial de Cautiverio ubicado en el puerto de Salina Cruz y al año siguiente nuevamente lo liberan para seguir preservando sus tradiciones ancestrales.
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