Desde hace tres décadas la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) -conformada por un grupo de empresarios cuyo principal negocio es la salud- ha estado incidiendo en las políticas públicas de salud en México. Sus propuestas para transformar el sistema de salud, siempre beneficiando sus intereses, han sido asumidas por diferentes administraciones gubernamentales.
La mano de la organización se aprecia en dos cambios trascendentales al sistema de salud: la descentralización de los servicios y la implementación del Seguro Popular. La descentralización fue liderada por Guillermo Soberón Acevedo en su periodo como secretario de Salud en el sexenio de Miguel de la Madrid1. En el largo currículum de Soberón destaca que impulsó el Funsalud en 1985 y fue su presidente ejecutivo entre 1988 y 2004, actualmente es el presidente emérito del organismo.
El Seguro Popular es el brazo operativo del Sistema de Protección Social en Salud; este sistema se conformó en el sexenio de Vicente Fox bajo el programa Nacional de Salud, apoyado activamente por la Funsalud. El Secretario de Salud del momento era Julio Frenck, que dos años antes de asumir dicha secretario fue vicepresidente ejecutivo de la organización lobbista.
“No hay día en que al menos un integrante de Funsalud no interactúe con algún funcionario de la Secretaría de Salud, de diversos institutos de salud pública, del IMSS o del ISSSTE”, declaró el presidente del Consejo Directivo de la Fundación, Pablo Escandón Cusi, para presumir la estrecha relación que tiene el organismo con el sector público. Escándon es también presidente de Nadro, la mayor distribuidora de medicamentos en México y miembro del Consejo Méxicano de Negocios, el grupo empresarial con más influencia en el país.
La Funsalud tiene 169 asociados entre los que destacan poderosos grupos farmacéuticos a nivel mundial como Laboratorios Pfizer9, propietarios de hospitales privados como Olegario Vázquez Aldir ó el presidente del Consejo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (ANAFAM), Alfredo Rimoch.
El siguiente paso en la agenda Funsalud
La implementación de un sistema universal de salud donde compitan actores públicos y privados es el próximo objetivo la Funsalud según la información que recibió exclusivamente PODER a través de Méxicoleaks y que RindeCuentas.org ha corroborado e investigado de forma independiente.
La propuesta central del sistema universal de salud es homologar los servicios de las diferentes instituciones de salud pública en México para que toda la población -asegurados y no asegurados- tenga acceso a una cobertura universal de servicios médicos denominada Paquete de Garantías Explícitas de Salud. Para financiar el proyecto se debe crear un fondo único que se alimentaría de los presupuestos de las instituciones públicas y la aplicación de un impuesto generalizado.
El problema es que las instituciones públicas no tienen la capacidad suficiente para atender a toda la población, por tanto, el gobierno tendría que pagar a los hospitales privados para que oferten el Paquete de Garantías a aquellos descobijados por la saturación de las instituciones de salud públicas. Este hecho supondría una transferencia de recursos públicos a la iniciativa privada, que beneficiaría enormemente a los empresarios de la salud.
La principal impulsora de esta visión es Mercedes Juan López, Secretaría de Salud desde diciembre 2012 hasta febrero de 2016. Para aceptar la Secretaría de Salud Mercedes Juan tuvo que dimitir de la presidencia ejecutiva de Funsalud. En una de las primeras entrevistas que realizó al asumir el cargo anunció que plantearía una nueva reforma sanitaria “que nos lleve a lograr la universalidad de los servicios de salud” y abiertamente admitió que se basaría en un estudio elaborado por Funsalud.
Su sustituto en la secretaría, José Narro Robles, proviene del Comité Técnico de Funsalud y quien continuará en la lucha por concretar la propuesta de la organización. Uno de los problemas que tendrá que enfrentar es el rechazo de la Secretaría de Hacienda a la creación de un nuevo impuesto generalizado. Sin embargo, la adopción de este sistema forma parte del Plan Nacional de Desarrollo en materia de salud de la administración de Peña Nieto.
Recursos públicos, beneficios privados
La Funsalud tiene una larga trayectoria potenciando los beneficios del sector privado a partir de recursos públicos. La organización se constituyó con recursos federales que le brindó el entonces presidente Miguel de la Madrid, a pesar de tratarse de una institución de empresarios que querían promover la iniciativa privada en la salud pública.
Según recuerda Guillermo Soberón, presidente emérito, el terremoto de 1985 “impulsó la captación de donativos internacionales hacia la Fundación para canalizarlos hacia la reconstrucción de las capacidades de atención”. En el sismo se destruyó infraestructura hospitalaria como el Centro Médico Nacional y el Hospital Nacional de México. Recordemos que en aquel momento Soberón era Secretario de Salud.
La sede de Funsalud está construida en un terreno donado en comodato por Jesús Kumate, Secretario de Salud en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Al poco tiempo Kumate se convirtió en asociado honorario de la organización. En el siguiente sexenio el entonces secretario de Hacienda, José Ángel Gurría, apoyó a Funsalud con la aplicación de swaps sociales para la movilización de recursos nacionales e internacionales.
La posición de Funsalud es tan relevante que influencia fuertemente la dirección de la Secretaría de Salud: siete de los últimos nueve secretarios han formado parte de la organización o guardan un estrecho vínculo con ésta. Por su consejo directivo han desfilado funcionarios de alto nivel como el exsecretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, y el exsecretario de energía, Jesús Reyes-Heroles González-Garza. Han sido sus asociados personajes como el consejero independiente de Petróleos Mexicanos, Jaime Lomelín.
Esta fuerza proviene de que la organización fue fundada por personajes de gran peso como los difuntos Carlos Abedrop y Rubén Aguilar, ambos protagonistas de la nacionalización de la banca en 1982, el primero como presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM) y el segundo al frente del Banco Nacional de México (hoy Banamex); o el banquero José Carral Escalante, quien acumula una experiencia de 40 años en la banca internacional.
Difícilmente las políticas públicas impulsadas por Funsalud podrán apegarse al “bienestar de la comunidad” que dicen perseguir. Sus fundadores y consejeros ven en la salud un negocio. Si su influencia continúa permeando entre los principales tomadores de decisiones, el derecho a la salud de los mexicanos se vinculará inevitablemente a los beneficios económicos de los grandes corporativos.
