Eduardo CONTRERAS/ Corresponsal
TUXTEPEC, Oax., (#página3.mx).- La compañía de cuatro de sus nietos es el pilar que por ahora sostiene a doña Sofía. Ella vive en una pequeña casa con piso de tierra y un pequeño altar donde pide por el descanso de su hija Lilia, asesinada en Estados Unidos y cuyo cuerpo no pudo ser repatriado. No logró verla por última vez y darle sepultura, ahora sólo la recordará en la mente.
En las noticias locales del estado de Oregón, en el país vecino de Estados Unidos, se informó sobre el hallazgo del cuerpo de una mujer cerca del Condado de Lafayette el pasado domingo 2 de octubre, hecho que movilizó a las autoridades de ese lugar.
Para el día 3, la noticia que pasó desapercibida para el resto del continente, cimbró a una familia completa.
La oficina del Sheriff del Condado de Yamhiel y el equipo de crimen con la asistencia del laboratorio de criminalística forense de ese estado, identificó a la víctima como Lilia Cosco Ortiz, de Vancouver WA., lugar en donde radicó después de salir hace seis años de su domicilio ubicado en la comunidad Benemérito Juárez, antes Palo Gacho, en el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec.
“20 días antes ella me había hablado, para decirme que me depositaría un dinerito, ella era la que más seguido me mandaba apoyo, porque mi otra hija no lo hace tan seguido, fue la última vez que hable con ella”, señaló doña Sofía Ortiz, madre de Lilia.
Con voz entrecortada, la mujer de más de 60 años compartió: «Yo saqué a 13 hijos adelante y después a ocho nietos, cuatro de mis hijos ya murieron, ella fue la última, le he pedido a Dios que me dé fuerzas”.
En este año –dijo- en días de Todos Santos visitará sus tumbas para prender una veladora en el panteón de la comunidad, pero no será así con su hija Lilia, a ella sólo la recordará en su mente.
Y es que la familia intentó repatriar el cuerpo para darle sepultura, para ello solicitó el apoyo de un grupo de la sociedad civil organizada en Tuxtepec, quienes por los engorrosos trámites y la falta de una oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en la región, no pudieron hacer nada, y al contactar a las autoridades de ese país les informaron que el cuerpo de Lilia ya había sido calcinado.
Con Lilia vivían sus tres hijos: Santa Yadhira de 19 años, Timoteo de 17 y Amy Castillo Cosco de 14 años, cuya situación se encuentra en análisis por parte de las autoridades de ese país.
En el año 2010, Lilia Cosco junto a su esposo Timoteo Castillo, decidieron buscar el «sueño americano». Ya instalados en aquel país del norte, la pareja se separó y los tres hijos se fueron a vivir con Lilia, posteriormente inició una relación con Víctor Villalba Melchor, quien es buscado por las autoridades del Condado de Yamhiel, Oregón, como sospechoso del crimen.
