Diana MANZO/ Corresponsal
UNIÓN HIDALGO, Oax., (#pagina3.mx).- A Dula Ruiz la nostalgia le invade profundamente, su vivienda se colapsó con el terremoto del 7 de septiembre, pero su fe por la tradición del Xandu’ como los zapotecas católicos llaman al Todosantos es más fuerte, sin recursos económicos y en el espacio que algún día fue su vivienda sus hijas Rosa y Marina Ruiz construyeron una ofrenda dedicada a su mamá Luisa Ruiz conocida como Na Luisa Plu.
Los fuertes rayos del sol cubren la ofrenda dedicada a Luisa Ruiz, no hay lona y tampoco techo de lamina, se colocó en el patio que algún día fue su casa y en la cual hoy está derribada.
En la localidad de Unión Hidalgo, los católicos tiene la creencia que la noche del 31 de octubre los muertos llegan a visitar a los vivos y se llevan los olores y sabores de las ofrendas por eso la familia de Luisa le colocó su altar para conservar la tradición de día de muertos a pesar de no tener casa.
Rosa, la mayor de las hijas de Dula, llegó a muy temprana hora de ayer martes y de inmediato montó el altar, no fueron de siete, ni de ocho o de diez pisos como tradicionalmente lo elaboran en esta localidad, su economía alcanzó para cuatro pisos y ahí colocó tamales, refrescos, panes y frutas favoritas a su abuela Luisa que murió el pasado mes de febrero.
“Mis hijas Rosa y Marina fueron las que colocaron la ofrenda en pleno patio de lo que algún día fue la casa de mi madre y que con su muerte heredé, soy una mujer sola y no tengo un salario fijo, no le pudimos colocar un techo a la ofrenda aunque sea de lona, pero tampoco quisimos pasar esta tradición como si nada, mi mamá Luisa merece una ofrenda y se la dimos”.
No habrá tamales para los que visiten el altar, solo ofreció pan y café, pues la situación económica no da para más, sin embargo Dula y sus hijas no dejaron ir este importante día para ofrendar a la abuela que cumplió 8 meses de muerta.
“En mi pueblo celebramos a los muertos el 31 de octubre y no el 1 y 2, aquí le llamamos Xandu’ yaa (primer todosantos) cuando lo hacemos por primera vez y es tradición que en todas las casas se celebren, pero en esta ocasión le pusimos algo modesto a mi mamá, no tenemos dinero y esta pequeña ofrenda fue lo que nos alcanzó pero se lo dedicamos con mucho cariño”, expresó.
Dula y sus hijas cuidaron la ofrenda durante todo el día y la noche, además de la tristeza de ver que se quedaron sin casa, también recordaron que lo importante es que tienen vida para contarlo.
“La noche del terremoto viví de milagro, tengo padecimientos en mis ojos, veo poco y mi rodilla no da para más, con un bastón me desplazo de un lugar a otro, no sé como salí y la libre, todo el techo se cayó, los troncos de madera y las tejas pudieron matarme, los milagros sí existen”, expresó Lula.
A Lula también le preocupa la reconstrucción, mientras cuida la ofrenda de su madre explica con mucho coraje que a su casa la catalogaron como “daño parcial” y no total, es decir recibió una sola tarjeta con 15 mil pesos y no los 120 mil para poder reconstruirla.
“Esta todo en total escombro, no tengo dinero para reconstruir una nueva, solo me dieron daño parcial, ya fuimos a reclamar y nos dicen que en una semana nos darán respuesta, estamos a la espera y ojalá porque con 15 mil pesos no alcanzará ni para el inicio de obra”, dijo.
En esta comunidad zapoteca, unas 2 mil 700 viviendas colapsaron, cerca del 70 por ciento se ha pulverizado, las tarjetas de apoyo Bansefi continúan entregándose, hay muchas incidencias, entre las cuales destaca la falta de valuación de ellas, la mayoría fueron por daño parcial cuando eran total.
Asimismo unas 700 personas no recibieron el apoyo temporal y unas 50 panaderas no recibieron el apoyo para la reconstrucción de su horno, la falta de empleo se ha visibilizado y es una de las mayores preocupaciones de los damnificados del terremoto.
La exigencia también es la aplicación de un nuevo censo a las viviendas por el sismo de 6.4 grados que ocurrió el 23 de septiembre, hasta la fecha no se ha realizado.
