Maya Averbuch
Elisandro Reginaldo Roblero mira a la entrada iluminada de Las Patronas, el comedor en el estado de Veracruz que se hizo famoso por alimentar a los migrantes. Lleva un arreglo de rosas para su madre, Catalina Narcisa Roblero Morales, que no se ha visto en más de veinte años. Se van a encontrar por la primera vez desde que se huyó de su pueblo en Guatemala, buscando una nueva vida lejos de las pasturas rurales de Tochaetze.
“La verdad es que no los avisé, porque no me dejarían ir,” dijo Elisandro, pensando en como se había ido cuando tenía al principio con once años. Regresó por unos días cuando tenía alrededor de dieciséis años, pero después volvió a México, para empezar a trabajar de nuevo. “Cuando eres un chamaco, eres ignorante.”
Su familia vivía en un lugar aislado, donde justo había llegado electricidad, cerca de áreas bastante dañados por la Guerra Civil. Se fue hacia México pensando que quería algo distinto que una vida cuidando a los borregos, pero no había forma de llamar a su familia a avisarla que seguía vivo. El 7 de diciembre, viajó en autobus desde la Ciudad de México para hablar con su madre sobre qué le había pasado en todos estos años. En el momento en que la abrazó, ya se había cumplido sus cuarenta años y su madre se notó que tanto había cambiado.
En los días anteriores, su familia había viajado juntos con el resto de los otros miembros del XII Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos desde la frontera de México con Guatemala. Catalina, junto con su hija y un nieto de un año, había visto cómo las madres buscaban sus familiares en los vestíbulos de Huixtla, el reclusorio de Tapachula y la plaza de Córdoba. Se sumaron a las marchas en que manifiestan para los derechos de los migrantes, para demostrar su solidaridad con las que siguen en búsqueda de los desaparecidos.
Según Sergio, Cuevas, el Coordinador de Acompañamiento a Personas Defensores para el SMR, cuenta como Elisandro le había contado de sus circunstancias mientras jugaban en un equipo de fútbol juntos en la Ciudad de México. En agosto, Rubén Figueroa, el coordinador del sur del Movimiento Migrante Mesoamericano, viajó al pueblo de Sibinal, a lo cual la familia se había mudado. Un domingo, después de jugar un partido de fútbol, Elisandro llegó a su casa y vio en su teléfono un video de sus familiares saludándolo.
Nota completa: https://movimientomigrantemesoamericano.org/2017/12/07/la-caravana-celebra-su-primer-reencuentro-familiar/amp/