Los autores intelectuales del homicidio de seis personas, de las lesiones a 25 y de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa fueron el alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca Velázquez, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa.
Así lo concluyó la PGR en su investigación iniciada hace 18 días, que estableció que el móvil fue disuadir violentamente a los estudiantes para evitar que empañaran el festejo de Pineda Villa con motivo de su informe de actividades.
Jesús Murillo, titular de la PGR, relató la forma en que se operó el hecho y detalló la participación de los policías de Iguala y de Cocula, así como su colusión con los Guerreros Unidos. La investigación incluyó el testimonio de 52 detenidos, incluido Sidronio Casarrubias Salgado, líder del grupo.
Murillo Karam recordó la cercanía que de años atrás tenía el alcalde José Luis Abarca con integrantes del crimen organizado, así como el parentesco de Pineda Villa con los operadores financieros de lo que fue el Cártel de los Beltrán Leyva.
“Sidronio Casarrubias señaló a María de los Ángeles Pineda, esposa de alcalde, como la principal operadora de la presidencia municipal, junto con su esposo y el director de la policía, Felipe Flores Velázquez”, indicó el procurador.
Recordó que a la muerte de Arturo Beltrán Leyva, en diciembre de 2009, hubo una escisión del cártel que dirigía. En Guerrero se formaron varios grupos, entre ellos los Guerreros Unidos y Los Rojos, que hoy se disputan las plazas de venta de droga.
Agregó que los Guerreros lograron tejer una amplia red de complicidad. Tan sólo en Iguala “recibían del presidente municipal de dos a tres millones de pesos, de los cuales 600 mil eran destinados al control de la policía”, puntualizó.
Sobre la agresión a los estudiantes explicó que los testimonios refieren que ésta fue ordenada por el propio alcalde Abarca Velázquez, pues había un antecedente, de julio de 2013, de hechos de violencia por parte de normalistas.
“Los detenidos dijeron que la orden de enfrentar a los estudiantes viene de la central de policía y se dijo que venía de parte del A5, clave usada para identificar al alcalde de Iguala, José Luis Abarca”, agregó.
Fue entonces que policías de Iguala pidieron apoyo a los de Cocula, cuyos elementos, incluidos a su director, César Nava, también estaban coludidos con los Guerreros Unidos. Los uniformados bloquearon el paso de los estudiantes que iban en cuatro autobuses.
En un primer momento un policía municipal mató de un disparo a un normalista, lo que originó la huida del resto de los estudiantes. En la persecución los agentes se encontraron con el camión del equipo de futbol Avispones, de Chilpancingo, al cual confundieron y atacaron. En el lugar murió un futbolista.
Minutos más tarde, los estudiantes fueron detenidos, llevados a la comandancia de policía en Iguala y de ahí los agentes de Cocula los sacaron y entregaron a una célula de Guerreros Unidos, encabezada por un sujeto apodado El Gil.
Fue este último sujeto quien llevó a los estudiantes en una camioneta blanca de redilas por un camino de terracería, en inmediaciones de Pueblo Viejo.
El procurador Murillo Karam relató que El Gil avisó a Casarrubias Salgado del hecho y dijo que los detenidos eran del grupo contario, por lo que el líder de la banda criminal le dio luz verde para seguir actuando y así “proteger el territorio”.
Dijo que gracias a las declaraciones se han localizado múltiples fosas, en nueve de las cuales se encontraron restos humanos, haciendo un total de 30 cuerpos, cuya identidad no se ha establecido hasta el momento.
“En las fosas se hicieron dos dictámenes periciales, uno por la PGR y otro por la Policía Federal, que se compararon con muestras de ADN que entregó la Fiscalía de Guerrero, los resultados fueron negativos”.
Refirió que hay un tercer peritaje realizado por forenses argentinos, quienes tomaron muestras directas a familiares de las víctimas y se está a la espera de su conclusión: “Estos resultados serán fundamentales para corroborar la muestra que entregó”.
Nota de: http://www.elgolfo.info/elgolfo/nota/283496-el-alcalde-y-su-esposa-ordenaron-el-crimen/