Mariana Morales/Chiapasparalelo.com
Chiapas.- Entre canciones dedicadas a la defensa de la tierra, hombres y mujeres acordaron fortalecer las asambleas ejidales, hacer valer su opinión respecto al uso de la tierra tras las reformas al campo. Chicomuselo, de los pocos lugares que lograron sacar a una empresa minera.
Entre canciones dedicas a la defensa de la tierra que retumban desde las montañas Sierra Madre de Chiapas, hombres y mujeres dedicados por años a la agricultura acuerdan rechazar la perforación de suelo de su zona para extraer algún mineral. “La tierra es una herencia”, se escucha decir en la plaza central del municipio de Chicomuselo.
Los asistentes ejidales platican e intercambian experiencias sobre cómo sus decisiones deben ser tomadas en cuenta cuando se trata de la “madre tierra”, “sí un desconocido pretende explotar el suelo, y lleva en mano un permiso que dice, le dio el gobierno es cuando nuestra decisión cuenta”, ejemplifican.
La última palabra la tiene la gente, afirma por su parte Miguel Ángel Mijangos de Proyectos Integrales para la Autogestión de los Pueblos de Guerrero quien sobre una tarima de madera, toma el micrófono y afirma: son 28 permisos que debe poseer una empresa extractiva para luego iniciar la exploración de mineral, dos de ellos, se deciden en una asamblea ejidal.
“Para defender la tierra y el territorio sólo unidos resistiremos”, se lee en una de las ocho pancartas de cartulina que desfilan en los alrededores de la plaza. Dicho sitio es testigo de las últimos tres reuniones que celebran habitantes contra el modelo minero.
Cada persona trae un plato, un vaso y una cuchara porque los organizadores -la parroquia de San Pedro y el Comité para la Promoción y la Defensa de la Vida “Samuel Ruiz”- ofrecen alimentos cocidos a la leña.
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