La esclavitud ha tomado nuevas caras y sus diferentes manifestaciones están siendo aceptadas porque ya no hay coacción evidente, los métodos son más sutiles, pero la sobrevivencia todavía la es principal causa de que haya personas viviendo en esta condición, denunció la académica Erika Lilí Díaz Cruz el 5 de diciembre último.
Durante su conferencia “Esclavitudes femeninas”, que presentó como parte del Diplomado Internacional de Estudios de las Mujeres, Feminismos y Descolonización que apoya la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Díaz Cruz señaló que las mujeres son más vulnerables a ser víctimas de estas nuevas formas de esclavitud, y citó como ejemplo que son las principales víctimas de explotación sexual o laboral.
Señaló que los nuevas mascaras de la esclavitud son la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral, el matrimonio forzado o los trabajos peligrosos o degradantes (es decir, que una persona trabaje más de la jornada establecida con un salario ínfimo, sin ningún tipo de seguridad social y que de ninguna manera le permitan desarrollar una vida en condiciones dignas y plenas).
La integrante de la organización Lunas del Sur recordó que la esclavitud está prohibida de forma clara en las leyes mexicanas desde la primera constitución de 1824, sin embargo, paradójicamente, es necesario el reconocimiento de la existencia de la esclavitud en sus nuevas formas para que pueda ser erradicada y sancionada.
Explicó que para esclavizar personas, y en especial a mujeres, ahora se emplea más la violencia psicológica que la física, además de que se aprovechan las condiciones de desigualdad, impunidad y violencia del país.
Díaz Cruz enfatizó que la esclavitud es una seria violación a los derechos humanos de las personas, y su parte más grave reside en ser un sistema que involucra a diversos agentes como los estatales, económicos y sociales, por lo que sus efectos permean en toda la sociedad, por lo cual no es un problema individual sino colectivo.
La académica subrayó la necesidad de hacer conciencia respecto a la esclavitud, porque algunas de sus prácticas están normalizadas y aceptadas, por ejemplo, las condiciones en las que sobreviven muchas trabajadoras del hogar, quienes ven limitadas su libertad, movilidad y dignidad, y a quienes en muchas ocasiones ni siquiera se les brinda una paga.
La también activista de los derechos de mujer señaló que es necesario que observemos con cuidado las actitudes y acciones que limitan o condicionan la libertad o derechos de las personas a cambio de dejarlas sobrevivir, pues son señales de esclavitud, entendiendo ésta como la comunicación y obstrucción de la autonomía de una persona, que por ende lleva a su deshumanización.
Díaz Cruz precisó que la discriminación es otra causante de esclavitud, pues permite la deshumanización y cosificación de la gente, y que otro ejerza indebidos derechos de propiedad sobre personas para poder venderlas, cambiarlas o desecharlas como mercancía.
Apuntó la dificultad para lograr la emancipación de personas esclavizadas, pues cuando pretenden rebelarse o cambiar las condiciones de esclavitud, son víctimas de fuertes manifestaciones de violencia que buscan acallar su inconformidad.
La ponente reiteró que las mujeres y niñas son más susceptibles a ser víctimas de esclavitud por la desigualdad de género que existe, aunada a la discriminación y la violencia de género en sus diferentes formas.
“Al conjuntar estos factores, veremos la alta vulnerabilidad de las mujeres; por ello es necesario que como sociedad seamos activos y trabajemos para crear condiciones de igualdad para hombre y mujeres, que permitan que cualquier persona acceda a condiciones dignas de vida”, concluyó.
