Diana Manzo/Corresponsal
MATÍAS ROMERO, OAX.- Con un ritual de la cultura mixe, alabando al sol y a los cuatro puntos cardinales, flores de colores, sumerio y sentimientos encontrados, las fundadoras e integrantes de la “casa de la mujer indígena Naaxwin” festejaron quince años de defensa a las indígenas mixes de la zona norte del Istmo de Tehuantepec.
El ritual indígena consistió en colocar flores amarillas, blancas, rojas y moradas así como ofrecer alimentos como frijol, maíz, calabaza y otras semillas al sol, como ejemplo y fortalecimiento de la energía viva.
Mujeres de diez comunidades indígenas mixes , organizaciones hermanadas de la red interinstitucional de prevención y atención a casos de violencia familiar y sexual en la región del Istmo, organismos nacionales e integrantes del Servicio judío americano mundial, fueron testigos de la alabanza viva de las mujeres consideradas pioneras de las Casas de la mujer en el estado de Oaxaca.
Constanza Cruz Gutiérrez, Dora Ávila Betancourt, Estela Velez Manuel, Zoila José Juan y Rubicela Cayetano, son las fundadoras de la Casa de la Mujer Naaxwin, que actualmente cuenta con 21 integrantes entre abogadas, doctoras, psicólogas y voluntarias.
La Casa de la Mujer Naaxwin nació en el año de 1990 en el municipio de Matías Romero Avendaño, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la mujer en esta zona del Istmo de Tehuantepec y al mismo tiempo exigir participación en las asambleas comunitarias, donde no se tenía voz y voto.
Esta agrupación femenil ha logrado ser la pionera en la instalación de casas de la mujer en el estado de Oaxaca junto con el grupo de mujeres indígenas zapotecas “8 de marzo” que preside Rogelia González Luis. Juntas impulsaron en el año 2004 la creación de la Red Institucional de prevención y atención a casos de violencia familiar y sexual en la región del Istmo en donde actualmente lo integran más de diez agrupaciones.
Dentro del ritual, las fundadoras expresaron que no ha sido una tarea fácil, que se han tenido que enfrentar una serie de obstáculos que no pensaron derribar y que actualmente las hace más fuertes y valientes.
Recordaron que una de las resistencia que aún persiste es el hecho de que las mujeres hablan una lengua materna, pero que ha sido difícil para poder ser atendidas en los centros de justicia, en donde se carecen de traductores de lengua materna.
Señalaron que ha sido doblemente difícil poder llegar a las instancias de procuración de justicia y no hablar castellano, pero que a lo largo de estos años, han pactado alianzas con DIF municipal de los municipios de la zona norte del Istmo, para que las mujeres no estén abandonadas.
La casa de la mujer Naaxwin también se ha vinculado con redes nacionales de mujeres como son la red nacional de traductores indígenas y de la mujer indígena, asimismo con la red de defensoras de su territorio.
Constanza Cruz Gutiérrez, fundadora de Naaxwin, manifestó mucha emoción y al mismo tiempo nostalgia, porque resaltó que en estos quince años, han logrado que las mujeres tengan participación en las asambleas comunitarias, que las mujeres vivan menos violencia, que las mujeres no se sientan solas y abandonadas, que las mujeres tengan derecho sexual y reproductivo.
“Hemos atendido a más de cuatro mil mujeres indígenas de la zona norte del Istmo, estamos atentas a darle seguimiento a las victimas de violencia de género, damos refugio a ellas y a sus hijos, al igual defendemos a las que han sido presa del feminicidio”, apuntó.
Resaltó que esta agrupación femenil se mantiene viva a través de proyectos de financiamiento económico que buscan ante instancias como la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) , CONACULTA y organismos no gubernamentales.
Entre las fortalezas de Naaxwin, es que a lo largo de estos quince años, recientemente una de sus fundadoras, Zoila José Juan es diputada local por el distrito de Matías Romero y actualmente preside la mesa de derechos humanos y mujer indígena.
Zoila José Juan ha buscado en este año y medio como legisladora, mejorar las condiciones de las jefas de familia y también la procuración de justicia para disminuir los casos de feminicidios en la entidad, que el año pasado fueron más de 120 casos.
Al termino del ritual, las más de doscientas mujeres, compartieron comida tradicional de la región, danzaron sus bailes típicos y se comprometieron a seguir impulsando la defensa de la mujer indígena y caminar de la mano, aliadas y articuladas a favor de mejorar las condiciones de vida de las mujeres istmeñas.
