Reforma
Con la anuencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en calles aledañas al Monumento a la Revolución, maestros operan de forma clandestina una terminal de autobuses de donde salen y llegan camiones de Oaxaca.
En esta temporada vacacional, los autobuses regenteados por los docentes no sólo transportan a profesores de la Coordinadora, sino también a turistas nacionales y extranjeros y oaxaqueños que radican o vienen de visita al DF.
Para la operación de la terminal, los maestros se apoderaron de cinco cuadras cercanas a las calles de Miguel Ramos Arizpe y Tomás Alva Edison, a metros del Frontón México.
Ahí, los pasajeros abordan a las 22:00 horas ocho autobuses turísticos, con capacidad para 40 personas, que salen de la Ciudad de México rumbo a Oaxaca, y a las 6:00 horas llegan cinco camiones procedentes de ese mismo Estado.
En los autodenominados «viajes democráticos», un boleto sencillo cuesta 230 pesos por persona, mientras que uno similar adquirido en la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO) con la empresa OCC tiene un precio de 610 pesos; en ADO, 560, y en AU, 442.
«¡Pasajeros de la maestra Susana! ¡Pasajeros de la maestra Susana! ¡Favor de subir al camión tres!», grita un vendedor de boletos.
A cada pasajero lo llaman con el nombre de un docente porque es la forma de identificar al profesor responsable de rentar el autobús y organizar el viaje a Oaxaca, contaron clientes de este tipo de transporte.
El docente encargado, agregaron, le paga al chofer, paga las casetas, la gasolina y a los vendedores de boletos y, al final, recibe una comisión.
En un viaje realizado en una de estas unidades, REFORMA identificó en este negocio a las integrantes de la CNTE Hilda y Susana Gómez Juárez, cuyos nombres gritaban los vendedores para que los clientes abordaran el autobús.
Los boletos se pueden pedir vía celular o comprar personalmente en las mesas que vendedores tienen en la Plaza de la República.
Allí, se observó que patrullas de la SSP del Distrito Federal realizan rondines en la zona, pero ninguna retiró los autobuses estacionados en calles aledañas al Monumento.
Tanto en la Ciudad de México como en Oaxaca se observó que cada maestro que gestiona los viajes tiene a su cargo a tres trabajadores que venden boletos, registran al pasajero y verifican que los clientes tengan el asiento correspondiente.