Emmanuel González-Ortega
En este mes se están negociando los dos ‘acuerdos comerciales’ más grandes de la historia del neoliberalismo: el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) y la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en inglés).
En esta entrega nos enfocaremos a comentar qué es el TPP y explicaremos sólo una parte pequeña pero importante de las afectaciones y peligros que involucran para la población mexicana. Los países que participan en el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica son EE.UU., Japón, Canadá, Australia, Malasia, Chile, Singapur, Perú, Vietnam, Nueva Zelanda y Brunei y por supuesto, México.
¿Sabía usted previamente del tal Acuerdo TPP? Si la respuesta es negativa, no se preocupe, no se había enterado antes porque dichas negociaciones son secretas para la población, de hecho, se ha sabido que los miembros del congreso de Estados Unidos únicamente pueden ver porciones selectas de los textos del tratado bajo condiciones muy restrictivas. Hay más: Únicamente tres personas de cada nación TPP tienen acceso al tratado completo, mientras que 600 ‘asesores de comercio’ (cabilderos que protegen intereses de corporaciones tales como WalMart, Chevron, Halliburton o Monsanto) tienen acceso privilegiado a secciones del texto del TPP.
Si llega a firmarse el acuerdo, aproximadamente 800 millones personas serán afectadas por los ‘acuerdos comerciales multinacionales’. En pocas palabras, ¡el TPP es el tratado económico más grande de todos los tiempos, y representa al 40% del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo!
Expliquemos cuales son los orígenes del mentado acuerdo. El TPP se planeó a partir de los tratados comerciales entre países y se aprovecha de los mismos (un ejemplo que aún padecemos es el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá) y tiene como marco a la Organización Mundial de Comercio (OMC). En los hechos, los acuerdos comerciales firmados a partir de la operación de la OMC han creado un sistema legal paralelo y privado que da privilegios exclusivos para el gran capital (v.g. empresas transnacionales) y en menor grado a los gobiernos de los países involucrados, que sólo han favorecido a unas pocas personas o empresarios cercanos a esos mismos gobiernos. Entre muchos efectos, los tratados comerciales han restringido la producción local de alimentos pero han beneficiado y promovido la importación de productos agrícolas desde países que subvencionan la agricultura; han precarizado el salario de las clases trabajadores pero ha generado pocos multimillonarios en países donde la población es mayormente pobre. La línea de base ha sido privatizar las infraestructuras y mercados nacionales y reducir el poder regulatorio de los gobiernos. Un ejemplo ocurrido en el marco del Tratado de Libre Comercio fue la sentencia en 1996 de un tribunal al gobierno mexicano obligándolo a pagar más de 16 millones de dólares a una compañía estadounidense por los daños causados. El gobierno mexicano había cerrado una planta privada de tratamiento de desechos por considerar que contaminaba el agua.
El objetivo primario del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica no es eliminar obstáculos regulatorios, sino acrecentar el poder e influencia de las corporaciones transnacionales que a día de hoy son responsables del flujo de intercambios comerciales internacionales. Dichas entidades acumulan poder que les ha permitido orientar y manipular espacios legislativos y gobiernos de muchos países del mundo. Directa o indirectamente el TPP impondrá restricciones a los derechos de los consumidores, restringirá los derechos al conocimiento y propiedad intelectual y la cultura, y dará amplios privilegios a las empresas transnacionales sobre la diversidad biológica, entre otros.
¿Y que implican actualmente los acuerdos comerciales en cuanto a la alimentación en México?
El acuerdo TPP (y también el TTIP) está diseñado para asegurar que las regulaciones en cuanto a inocuidad y seguridad de los alimentos no impidan el comercio. En general, los estándares de seguridad alimentaria de los países están basados en análisis de riesgo: qué cantidad de un cierto compuesto químico o residuo de pesticida que esté presente en un alimento puede ser consumido sin dañar la salud humana. Pero si no hay suficiente evidencia científica o no es clara, las entidades reguladoras de los países deben aplicar el Principio Precautorio para prohibir el uso o venta de los ingredientes alimentarios que están en investigación. En este aspecto, las empresas agroalimentarias están presionando a los gobiernos que negocian el TPP para que no se aplique el Principio Precautorio, que podría impedir el flujo comercial de sus productos a diversos países. Para que el TPP pueda operar tendrían que reescribirse las regulaciones sanitarias de los países y adaptarse a los requerimientos de las empresas.
¿En el marco del TPP qué pasará con los alimentos transgénicos?
En algunos países tales como Estados Unidos, los alimentos transgénicos son considerados como ‘sustancialmente equivalentes’ a sus contrapartes convencionales, por lo que no se ha impuesto el etiquetado que indique que son alimentos genéticamente modificados. El Consejo de Granos de EUA está presionando para que se aceleren las negociaciones y que los procesos de aprobación de variedades transgénicas sean prácticamente automáticos, lo cual permitiría a empresas como Monsanto y Syngenta vender las semillas transgénicas en todos los países participantes del TPP, entre ellos México.
En resumen, el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP) es una manera más de expoliar a los países con todo el consentimiento de sus gobiernos. En el caso de México, un país rico en biodiversidad biológica y cultural, la aprobación del TPP tendría implicaciones muy graves para la población en muchos aspectos. A nivel alimentario, implicaría que aumentarán las importaciones de materias primas o productos poco evaluados a nivel de inocuidad, lo que continuará afectando a las economías de agricultores y campesinos. A nivel de biodiversidad del maíz, el TPP podría ser la base para que masivamente entren semillas transgénicas no solamente de maíz, pero también de soya, algodón, alfalfa, etc. Por si fuera poco, en México los organismos encargados de la bioseguridad siguen sin reportar o publicar estudios de biomonitoreo de presencia de transgenes en el territorio o en los alimentos que consumimos masiva y cotidianamente, que ya se ha comentado aquí y en otros espacios, es un riesgo a la salud pública nunca antes analizado, y el gobierno mexicano en voz del Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo ha declarado que se espera cerrar los acuerdos del TPP antes del final del primer semestre de este año. ¡Ya prácticamente estamos en junio!
