La indignación invade al Colegio Médico de Lisboa después de que haya entrado en vigor una estricta normativa que impide a los profesionales realizar llamadas telefónicas al exteriordesde los centros de salud públicos.
La prohibición se extiende a los doctores que ejercen en el Sistema Nacional de Salud tanto en la capital como en toda la región lisboeta, lo que ha encendido su ira.
«No damos crédito. Esto es absolutamente inadmisible», declara un portavoz del colectivo a una radio local, mientras recuerda que el veto afecta a todo de tipo de llamadas. Es decir, los médicos ya no pueden consultar a un colega en caso de duda y tampoco estrechar la relación personal con los pacientes crónicos.
Si desean utilizar el teléfono, han de pedir permiso a una secretaria que estará encargada de velar por el buen cumplimiento de la norma, siempre que justifiquen ampliamente que necesitan efectuar la llamada.
Es una muestra de hasta dónde han llegado los recortes del gobierno de Passos Coelho, justo cuando él mismo anunciaba en una cadena de televisión privada que no habrá más austeridad en la próxima legislatura, si los portugueses le otorgan su confianza en las elecciones legislativas del próximo 4 de octubre.
El sacrificio que se exige a los portugueses parece no tener fin, con el sector sanitario como uno de los más afectados. Hace solo unos días que el Ministerio dijo que el 40% de las urgencias en los hospitales son «falsas». ¿Será para justificar un nuevo tijeretazo?