Todo para intentar reducir los móviles del crimen a una reyerta entre un alcalde que llegó al poder apoyado por el crimen organizado y sus opositores.
Con las corporaciones de la fuerza pública, junto a ellas, de la mano de ellas, tres organizaciones criminales formadas en gran parte por ex policías municipales, ex judiciales, ex militares.
parecía tan sólo la metáfora que allanaba la percepción de un orden político cada día más insolvente frente a sus propias aporías.
no sólo trazaba una intuición sobre el decurso de los acontecimientos mismos, sino una suerte de constatación empírica de lo que los entrelazaría.
Y vaya que todo régimen político requiere de uno de estos principios –o de qué otra manera se puede explicar la masiva (y costosísima) inversión mediática destinada a sostenerlo día con día.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/12/opinion/017a2pol