En junio de 1999, cuando caminaba por un sendero cerca de su casa, Stephen King fue salvajemente atropellado por una furgoneta conducida por Brian Smith.
Stephen King quedó atrapado desde sus inicios en esa jaula de barrotes dorados pero al contrario que algunos de sus colegas se sintió allí como en casa.
En los libros de King, Dios es un vengador, una figura que no perdona, representada casi siempre por el azar, un azar implacable.
King escribe para ganar dinero, probablemente se divierta a veces y desde luego sabe muy bien para quién trabaja.
King cayó desde el principio del lado del mainstrem, lo que significa que el ninguneo en ciertos círculos empezó ya muy pronto.
Fuente: http://www.jotdown.es/2015/09/el-martillo-de-stephen-king/