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Mujeres tejen libertad en un collage de discriminación, dolor y muerte

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Diana MANZO/Corresponsal/Reportaje Especial

[quote_box_left]El 24 de septiembre se celebra el Día Internacional del Reo, en honor a la Virgen de las Mercedes, patrona de los mercedarios, congregación religiosa católica que surgió con el carisma de cuidar a los prisioneros.[/quote_box_left]

OAXACA,Oax., (página3.mx).- A Sandra y Gabriela las une su origen indígena, su condición de pobreza y, sobre todo, la tragedia.

Sandra mira a través de su celda que su futuro es incierto. Sus párpados quietos presagian que a pesar de no tener propiamente una enfermedad, sí siente cómo se le consume la vida.

Y Gabriela, entre sollozos confiesa que se siente moribunda en la tétrica prisión de Tanivet donde el silencio sepulcral también le consume la vida. Ellas son una muestra de lo mismo que enfrentan en prisión más de dos centenares de mujeres.

Son las mujeres del Centro de Reinserción Social de Tanivet.

El silencio enloquecedor a veces es roto por la sirenas o altavoces del búnker penitenciario donde se tejen historias de dolor, de sacrificios, de injusticias y hasta de… muerte. Aquí donde el frío cala hasta los huesos hay historias descarnadas.

[pull_quote_center]Simulan hormiguitas que van de un lado a otro. Sus manos se mueven de prisa conforme el hilo y la aguja. Tejen prendas como si con ello tejieran su libertad.[/pull_quote_center]

Algunas llevan más de diez años ejerciendo este oficio de tejer porque es su única fuente de ingreso.

Presas Tanivet 2Ven pasar el viento, el sol y la lluvia, pero parecieran que los días y las noches, no avanzan. De sus ojos desprenden lágrimas, de sus labios historias y de su mente y corazón la rabia que las orilló a cometer algún delito.

El destino de la desigualdad, la pobreza y la discriminación por ser mujer y sumado a que algunas son indígenas, son ciertos factores por las cuales las internas de Tanivet ingresaron a este lugar.

Algunas son acusadas de asesinatos porque decidieron poner un alto a la violencia familiar que enfrentaban y evitar con ello el feminicidio. Otras, la misma pobreza -como viven muchas en el país-, las orilló a dar acompañamiento a sus parejas o hijos en el tráfico con droga, extorsión y fraude.

En el sitio, hasta el viento que las acoge carece de igualdad, sopla cuando quiere y se detiene sin avisar, no con ritmo parejo; aunado a un paisaje desértico, donde los tonos verdes oscuros y café  se combinan con una flora de nopales y tunas, simplemente es una pintura desoladora y triste que se confunde en un collage de discriminación, dolor y muerte.

Llegar al penal es atravesar toda la ciudad de Oaxaca y varios municipios, viajar alrededor de mínimo 60 minutos, pero si viaja de otras regiones al interior, el tiempo es más largo (6 a 13 horas).

Y lo terrible no es llegar, sino ingresar al Penal. Para ello, hay que cruzar tres filtros encabezados por guardias varones, quienes carecen de sensibilidad al dar atención. En el primero, a orilla de carretera, con voz ruda y sin titubeo se dedican a tomar nombres de quienes ingresan, además de anotar las placas del vehículo, si es que llevan y les autorizan pasar.

El segundo, un kilómetro más adelante. Ahí, una enorme puerta pintada con uno de los  colores de la bandera nacional (el verde), es el que impone a la llegada. Es imposible no mirarlo pues mide unos tres metros de alto y tres de ancho.

En la fachada se lee: “Centro de Internamiento Femenil de Tanivet”, a pesar de que las instancias jurídicas y de derechos humanos autorizaron hace algunos meses renombrarlo como “Centro de reinserción social femenil de Tanivet” .

Reglamento penal TanivetEl reglamento, apenas unas hojas impresas en computadora, también está colocado en la malla, el cual seguramente fue redactado hace muchos años (más de diez) cuando era el penal de varones, padece el avance del tiempo, está muy desgastado y su tono sepia lo evidencia, aunado a que en sus textos carecen de igualdad de género, todo está dirigido para un interno y no interna y no se diga de las disposiciones, a diferencia del penal de varones.

Cada vez que se toca la puerta verde, se abre una diminuta ventana. Nuevamente la voz masculina aparece ¿viene a visita o a quién busca?… Visitaré a “ Sandra y Gabriela”.

Sandra y Gabriela forman parte de las 235 mujeres internas en este Centro de Reinserción Social, de las cuales 161 están recluidas por fuero común y 74 del fuero federal. Ellas viven en la “jaula de la desigualdad”. Lloran sin secarse sus lágrimas, pues saben que  el tiempo y el espacio están de sobra.

De las 235 internas, solo existen 61 sentenciadas, el resto (115) se encuentran como procesadas, esto debido a que -aseguran y atestiguan- la justicia en Oaxaca es lenta, sobre todo al momento de realizar las investigaciones, tramitar un expediente y por la sobresaturación de carga de trabajo de las y los abogados de oficio.

Unas 40 internas hablan lengua indígena; abunda el zapoteco, mixteco, chatino, mazateco, chinanteco y se encuentran dos mujeres de origen guatemalteco que hablan el Tzotzil.

 

SANDRA Y GABRIELA EN LA JAULA DE LA DISCRIMINACIÓN

Sandra y Gabriela son dos de las mujeres que viven en Tanivet, ambas son indígenas y llegaron a este lugar hace aproximadamente tres años.

Solo unas cuantas celdas las divide, además del delito. Sandra fue sentenciada por el de homicidio simple en grado de tentativa y lesiones y pronto saldrá libre, mientas que a Gabriela le faltan siete años al ser acusada por delito contra la salud en modalidad de transporte.

Las dos mujeres son madres de familia. El destino de la pobreza y desigualdad, aunado a la  falta de una política pública para mejorar las condiciones de vida de las mujeres indígenas, las orilló a soportar violencia desde su infancia y posteriormente en su adolescencia.

Apenas con tres décadas de edad, su vida se ha transformado y han vivido lo que un 90 por ciento de las internas vive en Tanivet; soledad, angustia, desesperación y abandono.

Presas Tanivet 3Sandra se casó a los 14 años, tuvo tres hijos, uno de ellos, el mayor falleció el año pasado y los demás viven con su madre, quien es la única que la visita semanalmente.

Esta mujer vivió más de una década violencia familiar de parte de su esposo, golpes e insultos era su pan de cada día, pero jamás denunció por miedo e  incredulidad a la justicia y finalmente cuando quiso hacer justicia, su único premio fue “Tanivet”.

Fue una tarde del mes de mayo cuando descubrió a su pareja con otra mujer, su coraje la llevó a golpear e insultar, al día siguiente recibe una notificación del juez al ser acusada de intento de homicidio. La falta de dinero, pobreza  y de un abogado fue la causa de su internamiento.

“Solo fueron golpes e insultos, como mujer una hace este tipo de acciones, es el coraje del momento, jamás pasó por mi mente asesinarlos como indica la sentencia, el abogado de Oficio -que según me representó- nunca hizo nada, solo quería dinero y dinero, pero ¿de dónde lo sacaré si solo me dedico a tejer bolsas?”.

Gabriela apenas y habla el castellano, pero la misma necesidad de comunicarse y a falta de una traductora en lengua zapoteca tuvo la necesidad y lo aprendió dentro de Tanivet, con el único objetivo es apelar su sentencia de diez años. Añora salir libre para cuidar a sus hijos.

[quote_box_center]“Mi hija mayor está en una Casa hogar, el segundo vive conmigo, padece de parálisis cerebral y ha sido una vida muy difícil, pero no hay de otra, el juez en mi segunda apelación tajantemente me dijo que los hijos no importan y la sentencia se cumple, y mi tercer hijo es un bebé de apenas 20 días de nacido” expresó.[/quote_box_center]

-¿Y tus familiares?

Gabriela, con lágrimas que trata de reprimir responde: mi madre y mi hermana también están aquí por el mismo delito, la pobreza nos llevó a esto, es duro decirlo pero la necesidad de una tortilla y de un pan nos ha privado de la libertad, trabajar más de ocho horas y que te paguen 60 pesos no resolvió  la necesidad de los estudios médicos de mi hijo que costaban más de 5 mil pesos.

-¿Seguirás apelando?

Lo que más anhelo es salir libre, temo por mi hija, vive sola ,tiene apenas ocho años y está en una casa hogar, me visita cuando puede, tengo dos hermanos menores de edad, tampoco sabemos de su destino, desconocemos si también tomarán los mismos rumbos que nosotras y que pronto nos digan que también están encarcelados.

Ellas, las mujeres de Tanivet, viven estresadas, angustiadas y dolidas. El 90 por ciento no recibe visitas de sus parejas, están abandonadas y muchas de ellas lejos de sus familias.

Se quejan de los abogados, algunas aseguran que los defensores de Oficio tienen mucha carga de trabajo y apenas si les alcanza cubrir con todas, otras en cambio aseguran que se les ha ido el poco recurso que tienen en pagar a sus abogados, pero nada se ha logrado.

Las mujeres ven pasar lentamente los días, horas, minutos y segundos, algunas estudian su primaria y secundaria, pero anhelan concluir la preparatoria y la licenciatura, otras más lo que desean es salir pronto para abrazar a sus hijos y remediar estos años de su encierro.

La vida en Tanivet es gris, hasta el color de las celdas y del penal lo reflejan, los verdaderos sentimientos lo plasman por las noches, algunas leen la Biblia, otras lloran y muchas de ellas lo único que desean es un abrazo.

 

EL HORROR LLAMADO REVISIÓN, EL TERCER FILTRO

Penal Tanivet 2María Cruz, abogada de la organización Mujeres Unidas en torno al Género, la Equidad y la Reivindicación (MUGER), todavía no puede olvidar el gran daño psicológico y moral que sufrió no solo una vez, sino muchas, antes de conseguir el permiso como asociación civil para visitar y dar seguimiento a los casos de las internas de Tanivet.

Dedicada en cuerpo y alma a la abogacía, María Cruz decide ingresar a MUGER A.C, siendo su primer reto dar cobijo y atención a las mujeres reclusas, por lo que no se niega y acude a su primer encuentro.

Sus ojos se llenan de lágrimas, su rostro cambia de color y sus manos sudan, respira y expresa que la revisión en este centro de reinserción social viola la dignidad de toda mujer, es un trato garrafal que tienen que vivir las familiares de todas ellas.

[pull_quote_center]“Te piden que te quites toda la ropa. Ya completamente desnuda, te levantan las copas del sostén, lo revisan completito por aquello de traer alguna droga, también te quitan tu calzón y si estás menstruando igual te ven con tu toalla sanitaria, es algo sumamente desagradable, indescriptible, inhumano, y si traes comida con una cuchara te la revuelven como masa y te dicen si es apta para ingresar”.[/pull_quote_center]

Calificó a esta revisión como un acto cruel e inhumado, puntualizó que no se compara con la revisión en las cárceles de varones, donde las visitas en su mayoría son mujeres.

“En los reclusorios de varones solo te piden que te quedes con ropa interior, te revisan pero con respeto, lo que no ocurre en Tanivet”, dijo.

María Cruz, junto con Rosario Villalobos, presidenta de Muger A. C, compartieron que Tanivet, es un espacio obsoleto con destino desigual, para que una mujer oaxaqueña purgue cualquier sentencia.

Señalaron que es evidente que no se cumplen los principios rectores de la Carta Magna en torno al respeto de los Derechos Humanos y no solo eso, las instancias que corresponde tampoco lo hacen, como es el caso de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO).

“El 14 de febrero dimos acompañamiento a las mujeres presas de Tanivet  para que denunciaran ante la DDHPO y se abrió el expediente  DDHPO/211/(01)/OAX/2015 del que hasta la fecha no se emite ninguna recomendación al respecto”, señalaron.

MUGER A.C. junto con otras organizadores defensoras como CLADEM y Mujeres Libres A.C. que dirigen Nelly Martínez Echartea y Maricarmen Ortega Bravo, respectivamente, coincidieron en señalar que es evidente la omisión de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE).

[pull_quote_center]“La Secretaría no ha mostrado ni siquiera la voluntad de separar de su cargo al Subsecretario Valdemar Pérez Canseco por encabezar el operativo que agravió a las internas, y la omisión de la DDHPO por no emitir la recomendación al respecto”, expresaron.[/pull_quote_center]

Presas Tanivet 1Las defensoras demandaron que es momento de vencer los recursos internos de defensa y protección de derechos humanos e iniciar el litigio en el ámbito internacional, en instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), las cuales al conocer el caso podrían detener estas violaciones sistemáticas, donde el Gobierno y el organismo defensor no asumen su responsabilidad.

Ante la situación de vulnerabilidad que viven dichas mujeres, el gobierno de Oaxaca debe ser congruente, escuchar sus reclamos y atender sus demandas con una visión incluyente, democrática y de respeto a la dignidad humana.

Las presas de Tanivet desconocen si hay o no un Nuevo Sistema Penal Judicial en Oaxaca, a ellas lo único que les preocupa es salir libres y otras más que su sentencia sea fugaz.

Ong’s y especialistas en el tema coincidieron en que posiblemente disminuya el número de internas en los penales, pero lo que es sumamente fundamental es la  falta sensibilidad de los servidores públicos.

Añadieron que no saben si funcionará o no el Nuevo Sistema Penal Judicial, el hecho es que este Nuevo sistema busca la conciliación de las partes a través del perdón.

[quote_box_center]“Muchas veces encarar a las mujeres con su agresor no consideramos sea la mejor solución, pero se buscará agilidad y beneficio para ellas y sus hijos”, señalaron.[/quote_box_center]

En el año 2012, según el  diagnóstico Mujeres privadas de su libertad que efectuó el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), arrojó que el 96% de las mujeres son primodelincuentes; es decir, están por primera vez señaladas de haber cometido un delito. Es necesario mencionar que desconocen el proceso y los derechos que tienen en el mismo.

Al igual que el 83% de las mujeres detenidas no se les mostró ninguna orden escrita que justificara su detención, pese a que la Ley establece que a toda persona que se encuentre en una situación de detención o arresto se le deben hacer saber sus derechos fundamentales y la razón por la que ha sido detenida.

El 50% de las mujeres encuestadas menciona haber sido detenida en su casa, 17% en la calle, 8% en el municipio mientras acudía a declarar sobre los hechos o a reconocer el cuerpo de sus familiares asesinados y 25% fue detenida en otros lugares.

De ellas, 54% señaló haber sido detenida por la Agencia Especial de Investigaciones (AEI), 8% por la Policía Judicial, 8% por la Policía Federal, 25% por la Policía Municipal y 4% por militares.

De acuerdo con el Diagnóstico Nacional de supervisión penitenciaria 2014 que elaboró la CNDH, arrojó que Oaxaca obtuvo una calificación de 5.09 en su sistema penitenciario.

De esa calificación (5.09), desglosa calificaciones de forma individual  Penitenciaría Central del Estado de Oaxaca, Santa María Ixcotel (4.8), Centro de Internamiento Número 7 Santo Domingo Tehuantepec (5.0), el Centro de Internamiento Femenil Tanivet (5.93) y el  Centro de Internamiento de Miahuatlán de Porfirio Díaz (4.62).

En el caso de Tanivet, el diagnóstico arrojó deficiencias en la supervisión del funcionamiento del Centro por parte del titular y en el  procedimiento para la remisión de quejas de violación a los derechos humanos de los internos ante la instancia competente en caso de que sean presentadas, así como inexistente acceso a números gratuitos desde teléfonos públicos.

Rezago en la atención médica y en el acceso a los servicios del Centro en igualdad de condiciones e inexistente alimentación de los hijos de internas que viven en el Centro, Inexistente accesibilidad de las instalaciones, talleres especializados, medidas de discriminación, dietas y dietas especiales y trato discriminatorio de los indígenas.

[pull_quote_center]Lo cierto es que cada expediente en el estado de Oaxaca puede durar entre un año y un año y medio mientras que las citas  para que acudan a los juzgados son cada mes o mes y medio, sumado a que cuando llegan, el juez les dice que su abogado o abogada no se presentó o bien, quien los denuncia no acudió, y entonces, todo se repite de nuevo.[/pull_quote_center]

El estado de Oaxaca registra 16 penales, 15 de ellos concentra a hombres y uno a mujeres, en este último, el de Tanivet, a pesar de que vive a su máxima capacidad, en las celdas de delito del fuero común aún no presenta sobrepoblación.

El actual encargado del Centro de Reinserción Social “Tanivet” es el abogado Samuel Estudillo Mendoza, quien ingresó posterior al amotinamiento de las presas (14 de febrero) que fue encabezado por una decena de mujeres  pero respaldado por un centenar, quienes se unieron para poner un alto al hostigamiento, tortura, amenazas y violación a sus derechos humanos.

Escritos y cartas donde exponían a detalle la falta de respeto de sus derechos humanos, la tortura y la desigualdad que vivían de parte de la Directora del Penal, Ángela Torres, y del actual Subsecretario de Prevención y  Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública,  Valdemar Pérez Canseco, fueron narrados en aquellos textos.

Denunciaron -tras un acompañamiento de organizaciones sociales y de defensa de las mujeres-, el trato discriminatorio y violento que sufrían y aseguran continúan por la falta de voluntad de estas instancias públicas  para brindarles las condiciones mínimas de salud, alimentación e higiene.

Estudillo Mendoza reconoció que falta mucho presupuesto para el mantenimiento del sitio, debido a que es mínimo y no alcanza para pintar, tener sanitarios de lujos y camas dignas.

 

EL EDIFICIO PENITENCIARIO

Las celdas en Tanivet están en estado crítico, no hay camas solo piedras (pedazo de cemento duro) que miden entre metro y medio y dos metros  cada una,  las  cuales son  cubiertas por una colchoneta y sábanas.

También existe una cocina, una clínica y un patio enorme donde las reclusas elaboran a diario sus artesanías como bolsas, carteras, cinturones y figuras decorativas.

En el tema de salud, posterior a la queja que salió a luz pública, la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca habilitó a cuatro médicos, dos mujeres que atienden por la mañana y dos varones por la noche.

El presupuesto que destina el gobierno de Oaxaca para la alimentación de una interna e interno en los penales, es de 20 pesos para las tres comidas en el fuero común y 50 pesos para el fuero federal.

“El recurso que llega a Tanivet es insuficiente, la mayoría de la alimentación es con verduras, al menos dos veces a la semana consumen carne”, puntualizó el encargado del penal.

Actualmente las mujeres piden a gritos que las autoridades de Derechos Humanos en Oaxaca y a nivel nacional emitan una recomendación a la Secretaría de Seguridad Pública porque aseguran que sus derechos humanos como comer, vestir y tener derecho a la salud se han visto pisoteados por el simple hecho de ser presuntas inocentes.

Presas Tanivet bolsas.

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