Significa la posibilidad concreta y tangible, en varias décadas, de que el conflicto armado interno que ha desangrado a la nación hermana llegue pronto a su fin.
En todo caso, los presuntos culpables de crímenes de lesa humanidad, tortura, desplazamientos y desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y agresiones sexuales no podrán aspirar al indulto.
Fuera y dentro de Colombia, el anuncio ha dado lugar a felicitaciones y expresiones de esperanza de un próximo fin del prolongado conflicto armado que ha enfrentado a la insurgencia con las fuerzas gubernamentales por más de medio siglo.
El paso decisivo en este sentido ha sido la consecución de un Acuerdo sobre Jurisdicción Especial para la Paz que incluye una Ley de Amnistía y que permitirá delimitar los alcances de la justicia en materia de delitos cometidos en el contexto de la guerra, y que regirá por igual para insurgentes y para empleados y efectivos del Estado.
Más allá de los espinosos problemas que ha sido posible remontar, el histórico apretón de manos entre Santos y Timochenko, que contó con la presencia del presidente cubano, Raúl Castro, cuyo gobierno ha sido un gestor clave para el avance de las negociaciones, es mucho más que un gesto para la foto.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/25/opinion/002a1edi