Y Putin debe saberlo.
Sin duda Rusia tiene un papel fundamental que jugar en la resolución de cada vez más enrevesado tablero de Oriente Próximo y así debe ser reconocido.
Europa no debe ceder a la tentación de cerrar los ojos a la actuación de Moscú en Siria porque combata al EI.
Putin juega su propio juego y se mueve cómodo en los parámetros establecidos durante la Guerra Fría, aunque esta terminara hace casi dos décadas.
Su intervención en Siria parece deberse más a la intención de defender el interés estratégico histórico de Moscú en ese país y en toda la región de Oriente Próximo que en terminar con una situación flagrante de violación sistemática de los derechos humanos.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/09/30/opinion/1443634064_564451.html