Las consecuencias serían fatales: creciente pérdida de impulso en las reformas, una menor aceptación de la unión monetaria por parte de la población y presión permanente sobre el Eurosistema —posiblemente en perjuicio de la orientación a la estabilidad en la unión monetaria—.
Actualmente muchos ven en la política monetaria una instancia que acude a cubrir un hueco cuando los Gobiernos no actúan.
Por el contrario, muchas de las propuestas se reducen a avanzar en la integración evitando cambios en el tratado y sin aproximación gradual a la unión política.
Solo así es posible estabilizar la unión monetaria de forma duradera.
En estos días se oye con frecuencia la exigencia de una mayor solidaridad.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/09/29/opinion/1443547356_946517.html