La gran fuerza y vida del movimiento de Ayotzinapa reside en el grupo de padres de familia.
Visión de un mundo superior (el propio Papa Francisco ha dicho que “un mundo mejor es posible), pero sin desvincularlo de las exigencias de la ley y del orden jurídico.
Ellos transparentan una autenticidad y una decencia que son muy difíciles de encontrar en el medio, en el ambiente que sea.
Por vía un tanto distinta, las víctimas de Ayozinapa me parece que han vivido una experiencia análoga.
Pero no nos engañemos: además del crimen de mexicanos resentido por mexicanos, su significado ha trascendido nuestro territorio y la indignación está presente en el mundo entero.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/09/28/ayotzinapa-francisco-victor-flores-olea-4341.html