“En ese momento, la guerra buena empezó a verse no necesariamente como una guerra mala, pero sí como una guerra desafortunada”, señala Kugelman.
Si EE UU no logró estabilizar Afganistán con 100.000 soldados, no lo va a hacer con 5.000.
Decida lo que decida, Kugelman tiene algo muy claro: “Por mucho que lo desee, a EE UU le va a ser muy difícil lavarse del todo las manos en Afganistán”.
La decisión final sobre el calendario de salida de Afganistán está en manos de Obama.
“Los estadounidenses quieren olvidar Afganistán”, sostiene Michael Kugelman, del laboratorio de ideas Wilson Center.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2015/10/07/actualidad/1444242303_445247.html