Para mirar de cerca el perfil del presidente del Tribunal Superior de Justicia del DF habría que recordar que frente a la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Legislativa de esta ciudad (ALDF), Elías Azar pidió que se le aumentara el presupuesto, que hoy se eleva a 11 mil 751 millones de pesos, porque si la ciudad no tuviera este tribunal, el DF sería una Roma incendiada .
Y para que no se incendiara Roma, lo que se le ocurrió fue señalar ante los diputados a la ALDF que subir el monto presupuestal al organismo que preside era tan urgente como tener agua potable y vigilancia.
Frente a la ambiciosa necedad del presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Édgar Elías Azar, de relegirse, está la muy urgente necesidad de refrescar el organismo para recuperar alguna parte de la credibilidad que el ciudadano le confirió, y que ahora ha perdido.
Y con esto no queremos decir que las urnas deberán abrirse a todo mundo para elegir al presidente del organismo, sino más bien construir desde todos los ámbitos un instrumento que permita a los ciudadanos ser actores en una decisión que, desde luego, les afectará.
El presidente del TSJDF pretende conservar las riendas del organismo en las manos, aunque ello signifique sumir a la institución aún más en esa espiral descendente en la que metió al tribunal a partir, por ejemplo, de resoluciones contrarias a un ejercicio justo de la justicia, y al nivel que debería tener ese órgano capitalino.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/08/opinion/030o1cap