La desaceleración china tiene y tendrá consecuencias graves sobre el comercio mundial; y empiezan a aparecer señales de que se aproximan nuevas turbulencias financieras.
Por eso es el momento de preguntarse si los países emergentes pueden atender la advertencia solo con sus recursos.
El punto negro, el que concita las alarmas de la cumbre de Lima, es el endeudamiento de las empresas en los países emergentes.
Una crisis bancaria o empresarial provocada por la desaceleración podría propagarse rápidamente en forma de una nueva crisis de la deuda soberana y meter a la economía global en una nueva recesión.
El FMI calcula su exceso de deuda en un 25% sobre el nivel que sería razonable en relación con sus fundamentales.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/10/07/opinion/1444243132_931900.html