Los derechos humanos han sido siempre uno de los grandes ausentes del Estado mexicano.
El clamor social es que haya real vigencia de los derechos humanos en todos los ámbitos de la sociedad mexicana, independientemente de la posición social de los sectores.
Las miles de fosas descubiertas en Guerrero y otros estados no dejarían dudas al respecto.
Al único que le caben serias dudas es al Estado mexicano que, otra vez, minimiza el asunto y argumenta que tales violaciones son apenas la excepción de una situación que no percibe como generalizada .
Y que seguramente ese disimulo es una de las razones fundamentales de la desconfianza e incredulidad que buena parte de la sociedad resiente frente a sus líderes e instituciones, cuyo primer afectado ha sido el mismo Presidente de la República, que atraviesa por un descrédito jamás vivido por un primer mandatario.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/05/opinion/021a1pol