El presidente Peña Nieto ha hecho del populismo el principal adversario de su gobierno.
De ser así, entonces ya no son problemas, sino presupuestos a partir de los cuales se diseñan las políticas del gobierno.
Dada su importancia real hoy en México, lo único que explica la recurrencia de la denuncia antipopulista es que el Presidente ha hecho de esta fórmula un distractor de la opinión.
Así lo hemos escuchado repetidamente en diversos foros públicos; hasta en su discurso en Naciones Unidas denunció esta forma de hacer política como un enemigo de la paz mundial.
Imagino que como el gobierno se ha dado cuenta de que esos problemas demandan soluciones imaginativas y difíciles, prefiere no hablar de ellos, como si al callarlos los desapareciera, o como si creyera que no tienen solución.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/08/opinion/016a1pol