Todo Brasil lleva varias semanas esperando a que la presidenta Rousseff decida los puestos del nuevo Gobierno.
El aplazamiento de la sesión obedecería, pues, a una medida de presión por su parte hacia un ya debilitado Gobierno.
De esta manera, Rousseff conjuraba la amenaza del impeachment, que pende sobre ella desde hace varios meses.
La nueva sesión en la que, en principio, se aprobará la batería de medidas de ajuste se celebrará el día 6 de octubre.
Las hostilidades mantienen bloqueadas decisiones importantes para suavizar la crisis por la cual pasa el país, como la reforma ministerial y la aprobación de medidas de ajuste fiscal.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2015/10/02/actualidad/1443744143_998305.html