A no ser que sorprendan in fraganti a los fumadores, los bobbies tienen ante sí un desafío de primera magnitud.
Reino Unido acaba de dar un paso más al vetar el tabaco en el interior de los automóviles privados siempre y cuando viajen a bordo menores de 18 años.
Bares, restaurantes, hoteles, discotecas, trenes, oficinas o incluso lugares cercanos a hospitales, colegios y parques infantiles han sido declarados libres de humos, estrechando irremisiblemente el cerco a los fumadores.
Los detractores invocan su derecho a la privacidad y consideraban la normativa como una inaceptable intromisión en su vida personal.
Pero está claro que cuando la libertad de fumar y la salud del menor entran en conflicto, prevalece la segunda.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443879818_553150.html