El ejército sirio tiene que mantener abierto el camino hacia Líbano y los altos de Calamún, a lo largo de la frontera libanesa.
Vladimir Putin no ha enviado sus soldados a Siria nada más para mostrar solidaridad con Bashar al Assad.
Pero Palmira encabeza la lista del dudoso privilegio de ser liberada del Isis.
Y no le preocupa perder, si el único puerto de agua tibia del Mediterráneo permanece en manos de Moscú.
Hace apenas unas semanas pospuso una ofensiva por temor de que el Isis destruyera el resto de la ciudad romana.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/01/opinion/026a1mun