Por decirlo corto, los que ya son superventas venderán más y los que tienen prestigio, pero venden poco, seguirán teniendo prestigio (más aún) y venderán tan solo un poco más.
Que, seguramente, es lo mejor del Nobel: que el Nobel sea un premio a veces casi secreto que, además, leerán en secreto los que no necesitan el Nobel para ponerse a leer a aquellos que merecen reconocimiento.
Y lo que para la Academia es una historia como la de Svetlana Alexiévich o unos versos como los de esa polaca que sigue ganando batallas después del Nobel y de la vida.
Todos ellos eran escritores que trataron de ahondar en un interior que no precisaba del enorme eco público que luego obtuvieron.
El premio no los iba a llevar al paraíso, porque ellos ya sabían que no existía el paraíso.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/10/08/opinion/1444325478_589012.html