Francisco J. Sánchez
Un “Tigre” oaxaqueño amaneció feliz.
Es un istmeño que consolidó su posición de hombre exitoso.
En las últimas semanas palpó la lealtad total de sus miles de seguidores.
El “Tigre” oaxaqueño es un caso anormal frente al prejuicio de los localistas, para quienes el arraigo es obligatorio.
En cambio, es un felino que confirma que la vida profesional está en el lugar de los éxitos, no en otro sitio.
Él es un “Tigre” reconocido porque trabaja duro y arriesga.
Su regreso del extranjero representó una decisión difícil, pero solo una empresa sólida y un proyecto de largo plazo lo volvieron a arraigar en su país y llenar de orgullo a Oaxaca y a la región del Istmo.
Él reconoce que el acompañamiento de un coach exigente, explosivo y recio -identificado por su bigote- junto con un equipo de primer nivel en México, le confirmó que así, solo así, se construye un destino que trasciende.
Hasta “El Bronco”, Jaime Rodríguez Calderón, el gobernador de Nuevo León, le debe gratitud.
Anoche, el oaxaqueño llevó el juego al extremo y el equipo los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) de la Liga de Futbol MX lo llevó al grado máximo de los exitosos: ganar el título de campeón.
Hoy, un auténtico “Tigre” oaxaqueño, amaneció feliz y campeón: Javier Ignacio Aquino Carmona, el orgullo de San Francisco Ixhuatán, Oaxaca.
Especialista en análisis y estrategia política
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