El sacerdote católico Camilo Torres Restrepo, incorporado en las filas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), cae en combate el 15 de febrero de 1966, en una región conocida como Patio Cemento, del departamento de Santander, Colombia.
En Camilo, señala Broderick, el único presagio del revolucionario del mañana fue su deseo de vincularse a un trabajo de tipo social .
“El mismo Jean-Batiste Nielly –indica Broderick–, como joven teniente bretón, fue prisionero de los nazis y narraba los detalles de su dramático escape.
Su cristianismo aparecía como una aventura, un reto”.
Su muerte ocurre cuando libra su primera acción de armas, y, paradójicamente, tras rechazar lo que consideró un trato preferente del estado mayor de la guerrilla que había decidido que Camilo era demasiado valioso para arriesgar su vida .
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/19/opinion/019a1pol