Los excesos cometidos con la institución del fuero judicial para altos cargos han alcanzado una de sus cotas más elevadas con el caso Rita Barberá.
El líder del PP, preso de su anterior compromiso público con Rita Barberá, no hace nada para cambiar el curso de los acontecimientos.
Lo cierto es que el asunto de la presunta corrupción valenciana está recibiendo el mismo tratamiento que otros casos anteriores: negarlo todo —eso es lo que hace Barberá a través de comunicados— y utilizar los recovecos legales posibles para dilatar todas las explicaciones.
Pero el instructor de las diligencias abiertas en Valencia tiene que dejar a Barberá al margen, al menos de momento, dado que la hoy senadora está aforada en el Tribunal Supremo.
Pronto empieza el PP a incumplir su promesa de “reducir los aforamientos” y “limitar” la competencia de los tribunales superiores para juzgar a cargos públicos.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/02/10/opinion/1455134090_024981.html