En esa postura, el doctor Hoyo le palmeó la espalda, sin resultado.
Hacía casi un mes que el doctor Hoyo vivía recluido en prisión.
Olga, observó el doctor Hoyo, se ahogaba con un pedazo de plátano.
Las cartas de La Jornada, todas en respaldo al doctor Hoyo, venían firmadas por colegas de la Universidad de Chapingo y la Universidad Autónoma Metropolitana, donde daba clases.
A la semana siguiente, sin embargo, Juan no andaba por allí y el doctor Hoyo, con sus 57 kilos, carecía de la fuerza necesaria para imitar al jardinero.
Fuente: http://www.noticiasnet.mx/portal/oaxaca/roja/homicidio/329293-doctor-filosofia-unam-acusado-feminicidio