El Cigala transportó a miles a un antro sórdido pero apasionado, arrabalero, nocturno, y lleno de nostalgia.
Es gitano y con su arte, el de la interpretación, a la gente anoche en el teatro Metropólitan hizo vibrar.
Unos, en coro, le hiceron segunda voz y el sonido de las teclas del piano de Jumitus, lo abrazó.
No lo hizo para ser plato de comensal, sino para cantar.
El Cigala, como otros exploradores del flamenco, ha descubierto en el piano esos sonidos lóbregos y sus armonías de do sostenido 7 bemol 9: flamencos por excelencia.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/02/26/el-cigala-fluyo-y-enamoro-en-el-metropolitan-467.html