De esta inmensa variedad y evolución populista se desprende una verdad algo incómoda: que dentro de nuestras sociedades parece haber un gen populista, una predisposición a la identificación tribal, étnica o nacionalista que pugna por situarse por encima de la consideración de todos nosotros como ciudadanos libres e iguales, sujetos de derechos inalienables.
Se distingue al populista porque busca la complicidad con el pueblo en lugar de interpelar a la ciudadaníaPero ahí no acaba la historia del populismo.
En el fragor de la batalla se distingue al populista porque busca la complicidad con el pueblo en lugar de interpelar a la ciudadanía, el más importante sujeto colectivo de una democracia.
También cuando niega la existencia de ideologías, declara superada la división izquierda y derecha o se postula como puente trascendente entre ellas.
José Ignacio Torreblanca es profesor de la UNED y autor de Asaltar los Cielos: Podemos o la política después de la crisis (Debate, 2015).
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/02/19/actualidad/1455885361_665798.html