La Unión Europea tenía un futuro promisorio y asegurado.
Por su parte, el espacio Schengen, de fronteras abiertas entre los países miembros, generó a su vez una nueva frontera exterior, la de los países colindantes con otros que están fuera de la Unión Europea.
La presión migratoria ha cambiado de rumbo, de acuerdo con la coyuntura internacional y afecta a zonas diferentes de la frontera exterior europea.
Por su parte Suiza, Islandia y Noruega, que no forman parte de la UE, integran el acuerdo de liberalización fronteriza.
Ahora sus dos más importantes logros se están tambaleando: el euro y la libre circulación.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/21/opinion/015a2pol