“Nairo es un milagro colombiano”, dicen en Movistar Colombia.
“Desde bien pequeño, a Nairo se le veía diferente, más sensible”, dice Willinton, soldado profesional, el hermano mayor del ciclista que conmueve a Colombia.
Y el ciclista no se llama Nairo Quintana, sino Edwin Alcibiades Ávila, un pistard de Cali, en el Valle del Cauca, lo más alejado ciclística y culturalmente, colombianamente hablando, de la Boyacá de Nairo.
Sus días de estatua de piedra sobre un pedestal y un cenicero a 2.800 metros de altitud estarían contados.
Si hubiera ganado, habría temblado el Libertador, enhiesto cabalgando sobre su Palomo Blanco en el centro de la plaza.
Fuente: http://elpais.com/deportes/2016/02/22/actualidad/1456098868_817807.html