La difusión de esas cifras constituye un desmentido al pretendido manejo responsable y la solidez de las finanzas públicas que ha presumido la actual administración federal.
El dato es significativo, pues se trata de uno de los indicadores que son recurrentemente utilizados por el grupo en el poder para promocionar los supuestos beneficios de la inserción de nuestro país en la economía global.
Lo cierto es que el país se enfrenta hoy a un nuevo máximo histórico en el monto de su deuda pública y ello condiciona la estabilidad macroeconómica nacional en un momento de turbulencias y amagos recesivos, además de que profundiza la dependencia económica de México.
Por añadidura, el desmedido endeudamiento del gobierno federal entre 2012 y 2015 es particularmente injustificable, si se toma en cuenta que dicho fenómeno no tuvo impacto favorable en la mejora de los servicios públicos; en el cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia de seguridad, salud, vivienda, empleo y educación; en estímulos a la economía real y las actividades productivas, ni en mejoras a la calidad de vida de las personas.
Por el contrario, esos años coincidieron con uno de los periodos de reformas neoliberales más intensivos de las pasadas décadas, pese a lo cual México no pudo incrementar su competitividad internacional: así lo demuestra el hecho de que las exportaciones de nuestro país, en enero pasado, ascendieron apenas a 24 mil 536.4 millones de dólares, el monto más bajo para un mes similar desde 2010, y 7.6 por ciento menos respecto del año anterior.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/27/opinion/002a1edi