El objetivo no es otro que evitar una nueva guerra global que inevitablemente acabaría enfrentado a las dos grandes potencias.
“Si comienzan las operaciones de varios países sobre el terreno, será una guerra de todos contra todos”, declaraba esta semana al diario alemán Handelsblatt.
No es su guerra, dicen, pero le preocupa que las fuerzas chiíes de Hezbolá e Irán se instalen en sus fronteras con Líbano y Siria.
Por ahora, el Gobierno saudí sigue marchando en Siria al paso que le marcan rusos y norteamericanos, mientras intenta ganar influencia sobre el comité negociador de la oposición.
El Frente Al Nusra, la filial de Al Qaeda en Siria, está sufriendo los embates de la aviación rusa.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/02/12/actualidad/1455305005_260540.html