Ese misterio de la fiesta que prendió la chispa que envuelve a toros, toreros, y aficionados.
En el instante más propicio para el triunfo de dos de los toreros españoles consentidos de la Plaza México.
Vibró el cascabel de la fiesta brava, plaza casi llena al conjuro del torear de Pablo Hermoso de Mendoza y Enrique Ponce, que generaron en la afición el deseo de ser cautivas del misterio.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/22/opinion/a35a1dep