En comparación con otros personajes adalides de la ética, el profesor Bernhardi destaca por su absoluto rechazo a la trascendencia.
Sólo hay un momento de cruda ira cuando el profesor ve amenazada su posición como médico.
Schnitzler escribe el texto en 1912 en el ombligo del imperio que vive con euforia su declive.
El gran peligro que representa el profesor es su ateísmo y la perturbadora conclusión que se puede hacer de sus actos y palabras.
También destacar a Joel Joan y Pep Cruz, ambición oscura el primero, nihilismo sardónico el segundo.
Fuente: http://elpais.com/ccaa/2016/02/17/catalunya/1455742741_078673.html