Resalto de nuevo el Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos, en el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recordó en 2009 que el concepto de seguridad ciudadana, por el que hemos pugnado desde hace tiempo diversas organizaciones, e incluso por el de seguridad humana, son reflexiones que surgieron en América Latina en el curso de las transiciones políticas a la democracia como un instrumento legítimo para diferenciar la naturaleza de la seguridad en un régimen democrático frente a la seguridad en los regímenes autoritarios.
Como hemos venido sosteniendo desde tiempo atrás, existe una confusión entre seguridad nacional y seguridad interior.
Hay que decir, por un lado, que es errónea la decisión de mantener vigente el paradigma de seguridad nacional por encima de las propuestas de seguridad ciudadana, incluso humana, que ha sido impulsada por diversos países que padecieron los embates de una lógica de militarización y terror.
Es decir, esos modelos económico y de seguridad hegemónicos, vinculados entre sí, que violentan sistemáticamente derechos humanos de personas y pueblos.
¿Por qué sostener un paradigma de seguridad que lo único que ha hecho es colocar a personas y pueblos en situación de total vulnerabilidad?
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/20/opinion/015a2pol