En 1994 se dispersaron los herederos de la Revolución y se reconfiguró la clase política en torno a los dueños del dinero.
Y hay una enorme cantidad de turistas, visitantes nacionales y extranjeros, así como elevados índices de ocupación en los hoteles.
Y el movimiento continuo es el de la marcha de los tontos, de los sonámbulos el filo del abismo.
Mucho antes del vuelco finisecular, el desprecio explosivo derivó en cubetazos de agua arrojados a los transeúntes.
Otro cambio de los cambios que anunciamos y pregonamos cada día, en cada discurso político o sermones desde el púlpito; en cada reforma, iniciativa, proyecto o programa de gobierno.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/27/opinion/010o1pol