Las cirugías faciales cada vez más agresivas las van convirtiendo en una caricatura de lo que alguna vez fueron.
Y que la única defensa contra el final inexorable es alargarlo en plenitud hasta el último de los días.
Lo cierto es que, a sus 70 de edad, Lula decidió correr riesgos con tal de sentarse en el trono durante algunos años más.
El poder, como cualquier droga, provoca una cruel adicción entre quienes lo ejercen por períodos prolongados.
Ambos concluyeron su primer período entre vítores y aclamaciones, pero sus segundos períodos terminaron por cuestionar su legado.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/03/09/mexico/1457557462_883465.html