Todo eso se acabará gracias a una nueva modalidad de golpe de Estado, la que viene envuelta en aires de legalidad institucional.
A estas alturas del calendario, ni siquiera la presidenta apostaría un centavo a otra posibilidad que no sea la derrota en esta etapa de la guerra.
Hoy por hoy, nadie sabe: el mismo núcleo político que rodea a la presidenta admite que las perspectivas no son nada buenas.
Notorio delincuente, Cunha sobrevive gracias al corporativismo de colegas que ostentan una ficha de hazañas ilegales semejantes a la de él.
Cuando llegue la hora final, la de la votación en la cámara, Rousseff necesitará contar con el apoyo de 171 de los 513 diputados.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/27/opinion/011a1pol