Por tanto, no representa en absoluto la voluntad de quienes profesan esa religión, y tampoco en el choque de civilizaciones.
Estos grupos de fanáticos coinciden con las versiones del llamado choque de civilizaciones popularizado por Samuel Huntington en Estados Unidos, que da argumentos a quienes apuestan por estrategias de ocupación en Medio Oriente.
El lenguaje es revelador: el EI llama cruzados a los países europeos por los que se dice atacado.
Pero estos imaginarios caen cuando vemos que EI es una parte insignificante de la presencia del Islam en el mundo, que rebasa mil 300 millones de personas.
La sede del califato estaba en Damasco, Siria.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/24/opinion/031o1est