De los efectos perniciosos de la llamada guerra contra las drogas hay un exceso de diagnóstico.
Toda esta nueva realidad es producto de la decisión de combatir al narco con la peregrina idea de proteger a los jóvenes del consumo.
Los productos de dicha guerra son infinitamente más nocivos y peligrosos que el consumo que pretenden prevenir.
Las personas son llevadas al extremo envilecimiento o a la bestialidad, en especial los jóvenes.
Se cuenta con estudios de la forma en que penetra y se funde con los aparatos del Estado.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/31/opinion/030o1est