Desarticular la normalidad democrática es el segundo objetivo.
El terrorismo islámico es el mayor peligro a la democracia.
Lo cuarto es que el terrorismo enfrenta la carencia de un sentido estratégico de las élites económicas y políticas mundiales.
Los asesinatos a mansalva generan dos tipos de respuestas: el miedo y la sobrerreacción política y militar.
Lo segundo es que se alimenta de la rabia y del desencanto juvenil acicateado por altas tasas de desempleo en el mundo.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/26/opinion/021a1eco