Si Europa quiere sobrevivir a la concatenación de crisis que sufre necesita un gran pacto transversal que la impulse.
Que los Estados humillen al presidente de la Comisión e ignoren al Parlamento Europeo se ha convertido en algo habitual desde la Comisión Delors.
El proyecto europeo tiene muchos enemigos, dentro y fuera.
Alemania, Francia, Italia y España, que podrían impulsar el proyecto europeo, sólo comparecen para exigir soluciones a sus problemas o para acusar a los demás de interferir en sus asuntos.
Los fracasos de esta Europa, marco imprescindible para la convivencia, son demasiado numerosos, demasiado paralelos en el tiempo y demasiado importantes como para ser pasados por alto.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/03/26/opinion/1458997896_988404.html